jueves, 13 de mayo de 2010

Labios rojos


El humo blanco salía de su boca, suavemente como si cada particula gozara del contacto con sus labios. No era el único ser que los había elogiado.

Inhalaba. John y las noches de luna parisina. Tan lejanamente cerca que sentía asfixiarse por sus mensajes insistentes pidiendo un nuevo encuentro. Su vida amorosa era semejante a una danza, acercarse y alejarse al compáz de sus deseos. Deseos que le pedían no arrinconarse en relaciones que demandaran demasiada atención. Exhalaba.

Inhalaba. ¿Paul seguiría pensando en filmar su protagonico? Seguramente fue una de esas promesas que se les dicena las jóvenes actrices en una noche de alcohol a cambio de un poco de acción. Nunca le dio verdadero crédito, ella no era una principiante. Pero también buscaba acción. Exhalaba.

Inhalaba. No había vuelto a ver, a sentir , a oler, a desear a un hombre como Bill. Era la causa y la consecuencia del ritmo de su vida amorosa. Un hombre que se niega a ocupar el lugar que una mujer le desea dar. Eso para ella era imposible. Para alguien con su poder de convicción, para alguien que podía llevar de las narices a cuantos quería era algo así como un desafio. Exhalaba.

Inhalaba. Una larga lista. Poseer hombres sin deseo, hombres comestibles que sólo sirven para lograr algo más. Tenía experiencia en ese tipo. Pero Bill era distinto, podía desnudar a su ser con sólo una mirada. Podía desarticular cualquier engaño con unas pocas palabras. Tuvo la capacidad de decirle "Adios". Exhalaba.

Inhalaba. "Has recorrido un largo camino muchacha", se lo había dicho mirándola fijo en el pisito de New York. Y había sido el puntapié de la carrera exitosa de Bill como publicista. Y pensar que era la única frase publicitaria que le sentaba bien, la única frase comercial que decía algo de lo que sentía ser. Exhalaba el humo blanco entre sus labios rojos.

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